Cosas varias que encuentro por ahí...

miércoles, 31 de octubre de 2012

Patagonia Express, Luis Sepúlveda.

    Pequeñas historias autobiográficas de Sepúlveda. No me gustaron; demasiado sensibleras...

La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes

    Leí este libro cuando estaba en la carrera y me gustó mucho. Ahora me ha gustado menos; me parecieron muy buenas las partes en que narraba, pero muchas con el diálogo interior de Cruz en la cama del hospital me aburrieron un poco, la verdad.

    Artemio Cruz cae  enfermo de gravedad y en su delirio recuerda su historia, que coincide con la de México: una revolución traicionada, una oligarquía que va creciendo y esquilmando al país, y el deterioro inevitable de todo.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Cuentos Orientales, de Marguerite Yourcenar.

    Me gusta la Yourcenar, pero este libro no me sirvió más que para pasar un rato entretenido. Son cuentos basados en obras de literatura o en tradiciones orales de civilizaciones orientales. No recuerdo mucho de ellos, y no hace ni tres meses que me leí el libro. Quizás el que recuerdo con más agrdo es el de la sonrisa de Marko, donde un héroe se hace pasar por muerto para escapar de sus captores. Estos, desconfiados, idean toda suerte de torturas para cerciorarse, pero el héroe sigue imperturbable, hasta que llega una muchacha para bailar delante suyo, y el héroe es casi descubierto, ya que no puede contener los latidos de su corazón.

    Eran todos así, más o menos.

El espía que volvió del frío, de John Le Carre

    Clásica novela de espías de la guerra fría, donde se juega con la sorpresa del lector a base de cambiarle las lealtades de los personajes principales varias veces. Le Carre juega muy bien con ello, aprovechándose de la paranoia de los servicios de espionaje y haciendo parecer completamente razonables dos explicaciones completamente diferentes. Sólo al final se verá claro cuál era la verdadera.

    Un antiguo espía sufre la caída de su grupo en Berlín y es devuelto a Londres. Allí parece ir cayendo poco a poco en la ruina, hasta que es contactado por los servicios secretos soviéticos.

    Me lo pasé muy bien.

viernes, 31 de agosto de 2012

Voces de Ruidera, de Francisco García Pavón

    Para ser una novela de Plinio, floja. Plinio es encargado una misión secreta que debe realizar en Ruidera. Algo de un secuestro, creo recordar. Aprovecha que en ese momento, aparecen unos gemidos estremecedores en Ruidera de los que nadie sabe su procedencia, pero que atraen a muchos curiosos.

    No me gustó porque nunca termina de arrancar, y porque en vez de ser un caso costumbrista, es un caso escabroso, con incesto, demencia mental y poco más. Además ni recuerdo cómo terminaba el caso original; me parece que al final ni lo resuelve Plinio, sino que termina resuelto lejos de allí ya que los secuestradores escapan...

viernes, 24 de agosto de 2012

El Archivo de Egipto, de Leonardo Sciascia

Un religioso se aprovecha de la falta de traductores del árabe para intentar ganarse unos meses de sustento. Pronto descubre que puede llevar la charada mucho más allá: al decir que el manuscrito contiene la historia de Sicilia, su contenido puede determinar derechos de los nobles sobre territorios y personas. El momento histórico coincide además con la aparición de pretensiones nacionalistas contra el poder central.

La superchería es llevada a cabo hasta el final, pero Sciascia elige que las peores consecuencias se las lleven los personajes que menos se las merecen.

Krazy Kat, de George Herriman

Hace tiempo regalé al Guille un libro con las tiras dominicales de Krazy Kat de los años 1926 y 1927, creo, y finalmente se lotomé prestado para leérmelo. Me gustó, aunque la historia es siempre la misma, la verdad. Ignatz, el ratón intenta lanzar un ladrillo a Krazy Kat (¿gato, gata?) mientras el policia (un perro) intenta evitarlo. Entre medias aparecen personajes realmente surrealistas: unas patas de mamut petrificadas que un día deciden moverse, el apéndice de Krazy Kat que tiene vida propia, un gatito de familia rica que se escapa, etc etc. Curioso, aunque al final termina cansando un poco, ya que la cortedad del argumento hace que sea necesario espaciar bastante la lectura de cada tira.

Un escaneo de la edición que leí (aunque en inglés):