Hace años le regalé eta obra a mi sobrino, que por entonces contaría quince años, sabiendo que algún día volvería a mis manos para podérmela leer. Lo primero de todo es que a todos nos gustaría se Corto Maltés, y pasarnos la vida entre palmeras y cocoteros, fumando habanos y de vez en cuando cruzando los mares en un velero. Y con alguna aventura para evitar que la vida se hiciese demasiado monótona.
El dibujo es claro, las imágenes sugerentes, los personajes bien construidos con pocas líneas (hablan bastante poco, y cuando lo hacen dan información imprescindible), y junto con los paisajes, todo el comic produce una impresión de nostalgia por un tiempo mejor cuando los hombres eran hombres y las aventuras aventuras. Añadiendo a eso la ambivalencia moral que Corto produce durante la primera mitad del relato, da un conjunto imprescindible. Muy bueno.
Cosas varias que encuentro por ahí...
miércoles, 17 de agosto de 2011
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