
Este libro recibiría el planeta, pero es infumable. Tuve que saltarme algunas de las partes en que habla con el cura porque me produijeron un aburrimiento insano. También corrí cada vez que se encontraba a su amor de infancia Lolita (¿quién puede llamar a un personaje Lolita después de Nabokov? Probablemente a la Salisachs tampoco le gustaba Nabokov); esos párrafos son de una cursilería inaguantable. Que duro debía ser ir a las reuniones sociales de la Salisachs y todos esos ricachones catalanes...
¿Quién me devuelve las horas perdidas leyendo este libro? Menos mal que conservaba el recibo de compra y pude devolverlo sin ningún tipo de remordimiento. Sólo un consejo: desconfíe de quien diga que le gustó este libro sin poner ningún matiz. Seguro que no se lo leyó...