Cosas varias que encuentro por ahí...

miércoles, 26 de agosto de 2015

Grand Pursuit: The Story of Economic Genius, de Sylvia Nasar.

    Me lo leí por pura cabezonería. Me había irritado el capítulo sobre Marx, donde más que una crítica de las ideas marxistas, éstas se rechazan por presuntos fallos en la personalidad de Marx. El libro contiene también descripciones de la vida de varios economistas importante, pero la elección es a veces extraña.

    No me gustó. Me pareció superficial a menudo, y la Nasar parece disfrutar insertando aquí y allá comentarios anticomunistas sin venir a cuento o gran análisis, mientras es una firme convencida de las biondades del sistema capitalista, del que calla algunas fallas obvias (e.g., ¿dónde aparece un análisis de las consecuencias ecológicas de un desarrollo desbocado?). Extraño.

Akira, de Katshuhiro Otomo.

    Wow. Best manga ever. Más de dos mil páginas de acción trepidante, con un detalle de dibujo y un sorprendente realismo que no había encontradio creo que nunca.

    Kaneda y su banda de motos encuentra una noche a un extraño niño en las calles de Neo Tokio, cerca de donde estalló la bomba que produjo la tercera guerra mundial. Su compañero Tetsuo queda herido. El ejército se lo lleva y descubre que tiene poderes. Aparecen rebeldes, místicos, más mutantes. Es un no parar. Píllalo y léelo un día que tengas una semana libre. 

Escultor, de Scott McCloud.

    Lo saque de la biblioteca de al lado de casa, con grandes expectaciones y sorpresa ya que no lo conocía.

    Buah. Se puede leer, pero es irritante a menudo, pretencioso a veces, simplemente manipulador en lo sentimental, y con un final muy dudoso. Eso sí, la técnica es buena, con un buen ritmo en la historia y un dibujo efectivo.

    Lo dice mejor esta crítica. Y ésta otra. Y ésta.

domingo, 16 de agosto de 2015

Superlópez. Hipotecarión; La feria de la muerte; Tras la persiana; Iba caminando.



    Encontré una pila de Superlópez en una tienda de libros de ocasión, y me hice con estos cuatro por la irrisoria cantidad de cinco euros. Cuando compré los tres primeros, pagué un euro por cada uno. Al regresar por más, el dependiente había cambiado y me cobró dos euros por el siguiente. No están mal; el dibujo es muy detallado, la acción es entretenida y se leen bien pero sin echar cohetes. tampioco estamos hablando de una obra maestra, sino de tebeos. 

Hipótesis, de Raúl Guerra Garrido.

     Este libro me decepcionó, después del buen sabor de boca que me había dejado la lectua insólita del Capital. Creo que a Guerra garrido se le va de las manos la novela; no sé si la escribió juntando cuatro retales de novelas que tenía empezadas, o si realmente estaba buscando darles unidad desde el principio.

   Las cuatro historias son: un escritor que intenta ayudarse de la informática para escribir sus libros, dejando que el computador (el libro es tan viejo, sí) decida sobre las acciones de los personajes una vez tiene todos los datos preliminares sobre la personalidad y la historia de cada uno; un detective privado que se dedica a chantajear a quien puede, y que tiene una hija que se pasa media novela masturbándose; un ciclista gregrario que de rebote consigue ganar el Touyr de francia (la mejor parte de la novela en mi opinión); y una mujer que empieza a envejecer y que tiene una ambición desmedida para su negocio de cosméticos. Al final el ordenador escribe un pastiche sin sentido sobre todos ellos, mezclándolos sin mucho control. Como la novela en sí. En fin, lecturas de agosto...

miércoles, 5 de agosto de 2015

Los años de peregrinación del chico sin color, de Haruki Murakami

    Lo que no tiene color es esta novela, donde Murakami cambia de opinión a mitad del libro y de algo parecido al 1Q84 cambia en algo parecido a Corín Tellado posmoderna, pro decir algo.

    Tsukuru anduvo de adolescente con un grupo que debía ser algo así como las alegres juventudes; cuando vuelve de Tokyo donde ha ido a estudiar, los otros cuatro componentes del grupo no quieren volver a verle, sin darle más explicaciones. Veinte años después, y empujado por una seminovia que tiene y que le dice que cuando hacen el amor está como que no está (al estuilo de los grandes éxitos de Rocío Jurado), Tsukuru vuelve a buscarlos uno a uno para enterarse qué había pasado.

    Lo cierto es que ni Murakami lo sabe, porque no lo explica; deja un final abierto en que no sabemos si Tsukuru tiene novia, si cometió tropelías en un mundo paralelo, si a Murakami le sigue doliendo la rodilla, etc etc. Sólo hay una certeza: Murakami sigue cobrando una pasta por cualquier cosa que saca. Pero de calidad y en cuanto a placer de lectura, no es muy diferente de una de Marcial Lafuente Estefanía.

El complot mongol, de Rafael Bernal

    Otro libro que me dejó Fernando. Novela negra mexicana de los años 60. Un sicario sin escrúpulos es encargado que investigue un complot internacional para asesinar al presidente de EEUU en una visita a México. Para ello tiene que coordinarse con un agente de la CIA y otro del KGB; la investigación arranca en el barrio chino del DF y empieza a complicarse poco a poco. Con cada nueva complicación el pistolero se carga uno o dos de los que se encuentra. Pero poco a poco va haciéndose más honesto porque se enamora de una china a la que acoge en su casa.

    Estaba bien; buena lectura de verano.

The Swerve, de Stephen Greenblatt

    Este es un ensayo MARAVILLOSO sobre el De Rerum Natura de Lucrecio, de cómo se perdió, de cómo se recuperó, de toda la gente que estuvo envuelta en ambos sucesos, y de lo que Epicúreo defendía. El título hace referencia a el pequeño desvío en su trayectoria que los átomos sufren y que justifican que se forme la materia; Greenblatt lo usa para referirse a cómo las ideas del Renacimiento cambiaron la historia.

    Lo leí con auténtico placer. Ni sobra ni falta nada. Bellísimo.

Naruto, volúmenes 63 a 66.

    Más peleas incomprensibles de Naruto (al menos gráficamente), pero donde vuelve otra vez a aglutinar a todos sus amigos para pelear con él, como si estuvieran en la barra de cualquier bar un sábado a altas horas de la madrugada. Al menos la historia empieza a ser más explícita respecto a cómo se crearon las villas, y a cómo el clan de los Itachi se vio envuelto en todas las tramas que no había forma de entender al inicio.

No está mal, la verdad. Y son fabulosos para coger el primer sueño.

Cándido y otros cuentos, de Voltaire

    Cinco cuentos de Voltaire. Salvo por el Cándido, todos son bastante malos y casi infantiles en la sátira. Pero las historias de Cándido jurando y perjurando que vive en el mejor de los mundos posibles mientras le acaecen todo tipo de desgracias siguen siendo magníficas.