Cosas varias que encuentro por ahí...

viernes, 23 de diciembre de 2011

Diarios secretos de sexo y libertad, de Rafael Fernández.

    En un verano de hace unos cuantos años, descubrí a este fulano que quería ser escritor. Empecé a leer su diario y no pude dejar de hacerlo hasta que lo terminé todo. Podía ver que estaba mal escrito, que era zafio y que cometía faltas de ortografía sin cuento. Pero lo cierto es que escribía bien. Tenía ritmo. Las historias eran apasionantes. Y de vez en cuando tenía un cierre poético de sus entradas que apuntaban muy alto.

    Cuando se autopublicó, compré su libro y lo he vuelto a leer durante las dos últimas semanas. Y otra vez me pasó lo mismo. Rafael cuenta desde sus días trabajando como dependiente en el Corte Inglés, hasta como escapa de ahí y marcha a trabajar de camarero de discoteca donde se tira a una cantidad infinita de turistas y turistas. Alguna vez se enamora,  otras se comporta como un auténtico capullo, y otras le pasan por encima. Pero siempre encuentra la fuerza para seguir escribiendo y extraer el poco humor y la poca poesía que le ofrece la vida. Me ha gustado bastante, pero tengo que admitir que esta lectura es un placer inconfesable...

jueves, 22 de diciembre de 2011

Raise High the Roof Beam, Carpenters, and Seymour, an Introduction de J. D. Salinger.

Este fue uno de los primeros libros que compré en Maryland, dado que era baratísimo (¿unos tres dólares? qué tiempos). Leí el primer relato del título, pero después me quedé enfangado en el segundo.En esta ocasión terminé ambos, y me alegro de haberlo hecho, ya que hacia el final contiene partes tan maravillosas como la que sigue:

"One late afternoon, at that faintly soupy quarter of an hour in New York when the street lights have just been turned on and the parking lights of cars are just getting turned on--some on, some still off--I was playing curb marbles with a boy named Ira Yankauer, on the farther side of the stide street just opposite the canvas canopy of our appartment house. I was eight. I was using Seymour's technique, or trying to--his side flick, his way of widely curving his marble at the other guy's--and I was losing steadily. Steadily but painlessly. For it was the time of day when New York City boys are much like Tiffin, Ohio, boys who hear a distant train whistle just as the last how is being driven into the barn. At that magic quarter hour, if you lose marbles, you lose just marbles. Ira, too, I think, was properly time-suspended, and if so, all he could have been winning was marbles. Out of this quietness, and entirely in key with it, Seymour called to me. It came as a pleasant shock that there was a third person in the universe, and to this feeling was added the justness of its being Saymour. I turned around, totally, and I suspect Ira must have, too. The bulby bright lights had just gone on under the canopy of our house. Seymour was standing on the curb edge before it, facing us, balanced on his arches, his hands in the slash pockets of his sheep-lined coat. With the canopy lights behind him, his face was shadowed, dimmed out. He was ten. From the way he was balanced on the curb edge, from the position of his hands, from--well, the quantity x itself, I knew as well then as I know now that he was immenslely conscious himself of th magic hour of the day. ``Could you try not aiming so much?'' he asked me, still standing there. ``If you hit him when you aim, it'll just be luck.'' He was speaking, communicating, and yet not breaking the spell. I then broke it. Quite deliberately. ``How can it be luck if I aim?'' I said back to him, not loud (despite the italics) but with rather more irritation in my voice than I was actually feeling. He didn't say anything for a moment but simply stood balanced on the curb, looking at me, I knew imperfectly, with love. ``Because it will be,'' he said. ``You'll be glad if you hit his marble--Ira's marble--won't you? Won't you be glad? And if you're gladwhen you hit somebody's marble, then you sort of secretly didn't expect too much to do it. So there'd have to be some luck in it, there'd have to be slightly quite a lot of accident in it.'' He stepped down off the curb, his hands still in the slash pockets of his coat, and came over to us. But a thinking Seymour didn't cross a twilit street quickly, or surely didn't seem to. In that light he came toward us much like a sailboat. Pride, on the other hand, is one of the fastest-moving things in this world, and before he got within five feet of us, I said hurriedly to Ira, ``It's getting dark anyway,'' effectively breaking up the game."


Esto es genio y talento y lo demás tonterías.

El laberinto de las aceitunas, de Eduardo Mendoza

    Llevaba veinte años sin releer este libro. La primera vez que lo hice me gustó bastante; en ésta (y gracias al prólogo del autor) me dí cuenta del tremendo socavón argumental que hay a mitad de la novela y que Mendoza termina saltando como buenamente puede para poder terminarla. Una vez más, no estaba mal, aunque no es una obra maestra. Sigo prefiriendo al misterio de la cripta embrujada.

El asombroso viaje de Pomponio Flato, de Eduardo Mendoza

    Una novela detectivesca al estilo del misterio de la cripta embrujada, pero ambientada en la Palestina romana, cuando Jesús andaba por ahí. Es ligera y se lee bien, pero no pasa de ser una novela de entretenimiento, sin demasiadas pretensiones.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Las falanges del orden negro, de Bilal y Christin

    Un grupo de terroristas pasa por las armas a los habitantes de un pequeño pueblo de Aragón a finales de los años 70. Al ver imágenes de los sospechosos, un antiguo combatiente de las brigadas internacionales descubre que los terroristas son un grupo fascista contra el que combatío durante la guerra civil española, hace más de cuarenta años. Para luchar contra ellos reune a sus antiguos camaradas de armas, todos ellos bordeando los sesenta-setenta, y empieza a perseguir por toda Europa a los fascistas.

    Un comic crepuscular, donde los brigadistas cuentan con todas nuestras simpatías, pero donde al final queda una ambiguedad sobre la utilidad de la lucha, que se termina traduciendo en la aniquilación completa de ambos bandos.

Partida de Caza, de Bilal y Christin

    Un comic de ficción histórica sobre los últimos años del comunismo en la URSS y las luchas de poder que se resuelven detrás del escenario. Un grupo de dirigentes comunistas de diferentes países e historias se reunen en un balneario para dedicarse a la caza. El ambiente es cargado, con un algo que se barrunta que debe ocurrir y que no se desvelará hasta las últimas páginas.

    Muy recomendable. Y encuentro agradable el comic político, que recuerda la guerra fría y el intelectualismo que la definía a diferencia de estos días de plena tertulia económica...

Los Metabarones, de Giménez y Jodorowsky.

Generación tras generación, el nuevo metabarón es criado por su padre (o su madre) de la forma más estricta en las artes guerreras, es mutilado para demostrar su resisitencia al dolor, y finalmente se enfrenta a su padre en lucha mortal para ocupar su lugar en la dinastía y mostrar su valor, y todo ello a pesar suyo. Tras ello, encontrará a una mujer a la que enamorará, le dará un hijo, e inevitablemente la perderá de forma trágica para empezar otra vez con el ciclo.

No lo encontré malo, pero me parece que el argumento de Jodorowsky es muy a menudo flojo, con licencias argumentales intolerables. Tras sufir dos o tres de éstas me concentré más que nada en el dibujo preciosista de Giménez. Combinando ambas cosas, le doy un aprobado medio.

Un hombre que se parecía a Orestes, Alvaro Cunqueiro.

     Creo que han pasado al menos 25 años desde la primera vez que leí este libro. Volví a releerlo este otoño, y una vez más me volví a quedar fascinado con la prosa de Cunqueiro, su aparente simplicidad, la visión poética de su pequeña aldea gallega, y un lenguaje añejo y hermoso, de los que ya no se encuentran.

     Egisto aguarda la llegada de Orestes, que debe matarle a él y a Clitemnestra para completar la venganza que ha sido vaticinada. Diversos viajeros llegan y son confundidos; alguno se parece tanto a Orestes que podría ser él. A su alrededor se entralazan las pequeñas leyendas que Cunqueiro va contando como sin esfuerzo, y que dan una visión amorosa, poética, y melancólica de la vida y del paso del tiempo. Un libro hermosísismo, y probablemente mi favorito de Cunqueiro.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los años dulces, de Jiro Taniguchi y Hiromi Kawakami

Este es uno de los comics que me fusilé en La Casa del Libro, porque la verdad, dos tomos a 29 euros cada uno no hay cristino que se los pueda permitir. Narran la historia de una mujer de mediana edad, perdida y sin mayores ilusiones, que lleva una vida gris y anodina. Una noche encuentra a su viejo profesor de literatura en un restaurante, se reconocen y desde entonces comenzarán a verse allí de una forma más continuada aunque sin buscarse. Poco a poco la relación comienza a ser más importante para ambos, aunque ambos la teman por diferentes razones.

El dibujo de Taniguchi es una vez más, detallado hasta la extenuación. La historia crece poco a poco; encontré varias partes realmente enternecedoras, como aquellas en que el profesor habla de su esposa, ala que nunca pudo entender por su carácter extraño, o como el paseo del profesor, los dueños de la taberna y la protagonista buscando setas en el monte.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El gourmet solitario, de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi

    Otro comic de Taniguchi, esta vez un manga culinario, ya que el protagonista es un hombre de negocios que siempre se encuentra buscando un restaurante en el que calmar su hambre. A menudo pide muchas cosas y falla a la hora de equilibrar el menú, pero cuando acierta, ¡qué difícil es no envidiarle!

    Pero este comic no es sólo un comic sobre comida. A menudo cada restaurante tiene sus propias reglas y su propio público, lo que hace que Taniguchi nos dé una descripción sociológica de Japon que no hubiéramos alcanzado de otra forma. Bastante entretenido.

Emma, de Jane Austen

    Emma es una niña rica de la campiña británica a la que no le falta de nada para ser feliz: dinero, amigos, el cariño de sus semejantes, talento... El único problema es que, cuando se trata de personas, es incapaz de ver lo que tiene delante de sus narices, y su engreimiento le hace actuar de una forma bastante desconsiderada.

    Como todas las novelas de Jane Austen, me gustó bastante, aunque la encontré bastante menos ligera que "Persuasión " u "Orgullo y Prejuicio". Abundan en exceso (sobre todo en la primera mitad) las conversaciones repetidas, las descripciones psicológicas, y el monólogo interno de la protagonista. Me pasé toda la novela pensando que Emma era una pardilla de cuidado, y suerte tuvo de no quedarse para vestir santos.  

Logicomix

    ¿Están los lógicos locos porque se dedican a la lógica o es la lógica la que los vuelve locos? Este comic aprovecha la vida de Bertrand Russell para dar una descripción de las preocupaciones lógicas en los inicios del siglo XX.

    Me gustó mucho el dibujo (línea clara, dinámico, preciosista) y me gustó mucho el guión, que hace la historia viva. Es además muy inteligente, porque utiliza saltos temporales entre la vida de Russell y el presente para introducir nuevos elementos, definiciones y explicaciones que aclaran bastante la materia para el lego en la materia. Además, el hecho de que los guionistas y dibujantes aparezcan en el comic discutiendo la orientación que le quieren dar a éste me pareció deliciosamente autoreferente en un libro de lógica...

jueves, 13 de octubre de 2011

The life of Stefan Banach (through a reporter's eyes), de Roman Kaluza

Me gusta leer la biografía de matemáticos célebres para poderlos situar como seres humanos, con las preocupaciones que puede tener alguien inferior, como yo. Pero de este libro sólo saque en claro cuatro cosas: Banach era hijo fuera del matrimonio, era muy rápido, le gustaba chupar y comer, y los polacos crearon una escuela matemática de primer orden a base de concentrarse en un área pequeña donde eran muy exitosos.

No me gustó el libro porque es bastante seco; demasiadas citas, poco detalle sobre la vida de Banach (¿se llevaba bien con su pareja, por ejemplo?) y descripciones demasiado generales sobre su trabajo. Una decepción.

Inside Moebius, vols. 1-3

Cada volumen de esta obra costaba 29 euros. Eso suponen 87 euros para poder terminárselos todos, lo que hizo que me los fusilara los fines de semana entre un ejemplar que encontré en Natura, y los dos últimos volúmenes, que me fusilé en la Casa del Libro de Goya.

Es divertido, pero la verdad es que la historia es sobre nada. Moébius se refugia en el desierto B, donde sse siente omnipotente, vuela, guarda sus ideas, recuerdos, etc, y donde vagan sus personajes sin saber bien donde van. Ah, y también el Moebius joven y el Moebius niño.

Parece bastante preocupado de que cada página sea ingeniosa y graciosa, pero lo cierto es que hay un momento en que la historia se hace repetitiva. No es que importe, porque cuando uno lee a Moebius ya sabe que la historia es completamente accesoria (salvo en el caso del Teniente Blueberry), y que uno lo lee por ver los dibujos que son extraordinarios y llenos de detalles. Muy imaginativo y recomendable, pero ¿87 euros? ¡Qué va, hombre!

Nueva York. La vida en la gran ciudad, de Will Eisner

Otra obra maestra de Eisner. Intenta que sean estampas breves sobre la vida en cualquier gran ciudad. Hay muchos apuntes y alguna historia corta, pero todo es bueno. Bueno el dibujo, buena la historia, bueno todo. Eisner ama a sus personajes buenos y odia a los malos, pero deja que a menudo estos sean los que ganan, como en la vida real. Muy recomendable.

No comment, de Ivan Brun

Un comic corto, pero horrible. Muy desazonador, con una visión completamente pesimista de la sociedad moderna. Aquello ante lo que cerramos los ojos para poder vivir felices, aquello está aquí, en estas hojas.

Lo cierto es que hubiera preferido no habérmelo leído.

El testigo, Juan Viloro.

Me gustó mucho el Juan Villoro de "La noche navegable", y me gustó un poco menos el de "El testigo". La novela trata de un exilado mexicano que regresa a su país por un sabático. El México al que regresa es extraño: el PRI acaba de perder las elecciones, el narco está empezando a estar un poco por todas partes, los antiguos colegas envidian u odian al que regresa.

Todo esto da lugar a una primera mitad de novela impecable, que aprece avanzar con las ideas claras a algún punto en el horizonte que, desgraciadamente, nunca se alcanza.

El árbol de la ciencia, Pío Baroja.

Me gusta de Baroja la facilidad que tiene para introducir personajes, describirlos en un par de líneas y hacerlos participar inmediatamente en la novela. Hace muy ágil la lectura.

No me gustó cuando gasta páginas y páginas en pseudoteorías filosóficas que intentan describir el mundo real y científico. Están más anticuadas que el miriñaque.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Hijos de nuestro barrio, de Naguib Mahfuz

En un barrio cercano al desierto, en el que la única casa habitable fue creada por un personaje mítico, se suceden las historias de algunos de sus descendientes siempre oprimidos y robados por los caciques y los administradores. Cada cierto tiempo un personaje intenta remediar esta situación y devolver una cierta igualdad social, pero inevitablemtne sus logros terminan siendo olvidados o traicionados.

En realidad el libro es una versión de la biblia, y en los personajes es fácil reconocer a Dios, Adan, Caín, Abel, Moisés, Jesús, Mahoma, y un último personaje que no supe identificar con claridad, y del que no estoy seguro si éste era el propósito original de Mahfuz. Creo que no ando muy ducho en la historia de ciertos pueblos.

La traducción de Austral es deleznable. O a mí me lo pareció. No crfeo que el estilo original de Mahfuz fuera tan envarado.

Paying for it, Chester Brown

Tras una ruptura amigable con su novia (aunque es ella la que rompe), Chester Brown pasa un largo periodo de abstinencia sexual. En un momento dado llega a la conclusión de que el amor romántico es una mala idea; busca la posesión de la otra persona, y eso lleva ineviotablemente al sufrimiento. Aunque bebe de las mismas fuentes que la esclavitud, la sociedad lo valora positivamente, y le da marchamo de respetabilidad.

Además, está el hecho evidente de que, tras un periodo inicial, el sexo empieza a desaparecer. ¿Así que aparte de la presión social, por qué lo busca la gente? Chester Brown decide empezar a frecuentar prositutas cuando desea sexo, y este comic es una descripción de sus encuentros con ellas, y de las reacciones de su círculo social ante ello, ya que Brown habla libremente del asunto con sus amigos.

Una mirada interesante y casi científica  a un asunto complicado; de hecho creo que Brown da argumentos muy sólidos a favor de la legalización (que no regulación) de la prostitución, y que deben ser contestados en cualquier debate sobre el asunto.

La vida en viñetas, Will Eisner.

Otro libro maravilloso de Will Eisner, con historias casi autobiográficas, o cercanas a su historia familiar. Todas salvo por una, que refleja la caída y ascensión de varias familias gracias a los matrmonios. No hace falta decir que la mayor parte de las ilusiones de los participantes en tales matrimonios se verán aplastadas por la ambición de otros, o por las temidas circustancias...

Me gusto mucho también la historia donde relata cómo se va haciendo paso poco a poco en el mundo del comic del Nueva York cercano a la Segunda Guerra Mundial.


La noche navegable, Juan Viloro.

Mi amigo Fernando Galaz me regaló este pequeño libro de cuentos de uno de los escritores mexicanos actuales. Me gustaron mucho varios de ellos: el del muchachito que hace skateboard y que se halla en medio de un indefinido triánguilo amoroso, el del niño que fabula historias en su cabeza y que al confrontarlas con la realidad hace que tomen un giro siniestro, el de las dos parejas donde uno de los integrantes busca en el alcohol el medio de desprenderse de la suya, el del viajero perdido que se encuentra enamorado en medio de un concierto y que es incapaz de leer las señales de lo que está pasando hasta que es demasiado tarde, y alguno más que no recuerdo bien del todo. Un escritor bastante interesante, y que creo que consigue mostrar en qué consiste empezar a vivir.

Superman, Red Son, de Mark Millar

¿Qué habría sucedido si Superman hubiera caído en el lado soviético? Pues que sería el héroe de la clase obrera, la habría protegido y cuidado, Loise Lane nunca se hubiera enamorado de él, y Lex Luthor sería ayudado por el gobierno de los Estados Unidos en sus planes para acabar con el hombre de hierro. Y sería consideradoun héroe.  Un buen comic, con una premisa inicial de las que hace recalibrar las ideas que uno lleva preconcebidas desde la infancia más tierna.  

El principio del placer, Jose Emilio Pacheco.

Otro magnífico libro de Pacheco. El cuento que da título al libro es magnífico: un chavo de familia rica cae prendado de una mujer de clase inferior. Poco a poco va descubriendo que ni la mujer era tan admirable, ni el mundo tan ideal como lo había imaginado. Finalmente acabará desengañado, como lo hacemos todos.

El resto de cuentos no los recuerdo mucho, pero sí que me dejaron un buen sabor de boca. Muy recomendable.

Persuasión, Jane Austen

Ah, el amor, ¿qué habría hecho Jane Austen sin el amor? En esta novela, la heroína, Anne Elliott, es ignorada sistemáticamente por su familia, como si fuera una Cenicienta moderna, y encima debe apechugar con haber rechazado por tonta y joven al capitán del que está perdidamente enamorada (aunque ella insiste en que no, y que es sólo un poco, y que tal y que cual). Austen da otro recital de escritura psicológica y de contención de las pasiones, con un continuo deseo de dejarse ir y sacarlo todo afuera...

Me gustó mucho. No es "Orgullo y Prejuicio", pero no le desmerece nada. Espero com impaciencia el empezar a leer "Emma".

miércoles, 17 de agosto de 2011

20 polvos, Rafael Fernández.

Sigo al Ezcritor desde hace muchos años, y siempre me ha sorprendido que consiga escribir textos que bordean lo grotesco y obsceno, pero que a menudo dejan una sorpresa o un sabor a algo indefinido al final. Creo que tiene bastante mérito lo que hace, y deseo que pueda ganarse la vida como escritor. Espero que no vuelva nunca a los videos ni a ninguna otra aventura financiera de esas tan infantiles que a veces persigue.

Esta novela tiene una primera parte bastante buena, con buen ritmo, interesante, y con una imagen de él escapándose de la casa donde vive como de la vagina de una jirafa que es un hallazgo. La parte de Madrid la encontré más aburrida; es prácticamente una repetición de sus entradas en sus varios blogs, y el final es una tontería absoluta que casi me arruina el libro. No obstante, creo que es un libro interesante, si, al menos, `para comprobar como la pura voluntad de hacer algo puede superar muchas dificultades: esta es una persona que nunca pudo estudiar, sufrió de niño, trabajó desde muy joven, y que a base de redaños y deseo, ha escrito y vendido algunos de sus libros.

La batalla del mar salado, Hugo Pratt.

Hace años le regalé eta obra a mi sobrino, que por entonces contaría quince años, sabiendo que algún día volvería a mis manos para podérmela leer. Lo primero de todo es que a todos nos gustaría se Corto Maltés, y pasarnos la vida entre palmeras y cocoteros, fumando habanos y de vez en cuando cruzando los mares en un velero. Y con alguna aventura para evitar que la vida se hiciese demasiado monótona.

El dibujo es claro, las imágenes sugerentes, los personajes bien construidos con pocas líneas (hablan bastante poco, y cuando lo hacen dan información imprescindible), y junto con los paisajes, todo el comic produce una impresión de nostalgia por un tiempo mejor cuando los hombres eran hombres y las aventuras aventuras. Añadiendo a eso la ambivalencia moral que Corto produce durante la primera mitad del relato, da un conjunto imprescindible. Muy bueno.

Doña Eustolia blandió el cuchillo cebollero, Paco Ignacio Taibo II.

Otra colección de cuentos de PIT-II, aunque ahora todos ellos tratan de la lucha obrera en la fábrica. Sindicalistas que intentan organizar al pueblo, sindicatos charros, patrones esclavistas y qué quiere decir la lucha obrera. Este me gustó más, sobre todo el que da título al libro, el de la araña (la toma de conciencia de un obrero), y desgraciadamente, el relato verídico de la lucha obrera en "Irapuato, mi amor" y que cierra el libro. Al terminar me daban ganas de encaminarme a las barricadas.

Cuttlas, Integral II (Calpurnio).

Qué bueno es Calpurnio. Dibujo miniumalista, cuatro ideas y mucho ingenio. Estos comics los tenía ya en varios volúmenes (menos uno) que fue sacando Glenat, pero no pude resistirme a comprar la integral para evitar perder los que me faltaban. Y el de Matrix en Oklahoma, pero el whisky es gratis, es antológico...

El método (The game), Neil Strauss.

¿De verdad la gente lee estas cosas? Un amigo me habló bien de él y lo cierto es que se acaba rápido, pero más por la sensación de estar leyendo una fotonovela que de nada más. Y una cosa: los consejos de seducción que da son más viejos y conocidos que el TBO. Y menos divertidos.

Sólo tu sombra fatal. Paco Ignacio Taibo II

Un libro de cuentos policiacos y de ciencia ficción de Paco Ignacio Taibo. Lo de policiacos y de ciencia ficción es un poco un decir, porque en realidad son cuentos sobre los mismos temas y personajes que le interesan siempre a PIT-II: la lucha contra la opresión del poderoso. No me disgustó, pero tampoco ninguno de los cuentos se queda en la memoria. En general son flojos, pero tampoco es una mala lectura de verano si no se tiene otra cosa.  

martes, 9 de agosto de 2011

Vida en otro planeta, Will Eisner.

Me gusto mucho esta novela gráfica que me dejó mi sobrino Jorge. En el mundo de la guerra fría se descubre repentinamente una señal inteligente de origen extraterrestre. A partir de esta premisa, Eisner da una visión desesperanzada de la humanidad, que es incapaz de superar sus diferencias para contestar de forma razonable. Demasiados intereses creados, supongo. Muy buena.

Los cuatro ríos, Fred Vargas, ilustrado por Edmond Baudoin

Novela de Fred Vargas, ilustrada por Edmond Baudoin. Mucho texto, lo que la aleja de la novel gráfica, y la hace más bien una novela ilustrada. El dibujo da una falsa impresión de sencillez, fuertemente oscuro, casi tenebroso, lo que ayuda a entender la atmósfera tenebrosa  de un París donde se suceden crímenes sin sentido, hasta que un atraco callejero rutinario termina llevando al verdadero culpable.

Naming infinity, Loren Graham y Jean-Michel Kantor.

La historia de los grupos matemáticos que exploraron las ideas de Cantor una vez que éste desapareció. Los franceses (Lebesgue, Borel, Baire) mucho más pragmáticos, mientras que los rusos (Egorov, Luzin, Florensky) mucho más influenciados por el misticismo. Una corriente religiosa rusa de la época atribuía extraordinaria importancia al nombre de Dios; al tratar con la teoría de conjuntos postcantoriana surge un problema parecido: ¿existe un conjunto sólo porque lo podamos nombrar? Interesante, pero a toro pasado, salieron mucho mejor parados los franceses...

As I crossed a bridge of dreams, anonymous.

El diario de la dama de la corte heiana Sarashina Nikki. Describe su vida en la corte, su matrimonio, algunas esperanzas de mejorar su vida presente y futura y sus viajes. Lo mejor son los pequeños poemas que intercala aquí y allá, con un gusto bastante refinado.

Como me ocurre cada vez que leo la autobiografía de alguien que lleva mucho tiempo muerto, terminé de leerlo con una sensación agridulce. En este caso fue aún más acusada, ya que la autora nació hace más de 1000 años.

El ajedrez es mi vida... y algo más, Viktor Korchnoi.

Alguien debería haberle explicado a Korchnoi que las autobiografías son para quedar bien. Esto se consigue siendo gracioso y elegante con el adversario, mostrando autocrítica e intentando no aparecer como un obstinado cabezota que odia a absolutamente todo el mundo. Korchnoi no obedece ninguna de estas reglas, y el lector se queda con la impresión de que los buenos son los otros, mientras que Korchnoi es un cascarrabias egoísta que es incapaz de ver más allá de sus narices. Eso sí, juega de maravilla.

Instrucciones para vivir en Mexico, Jorge Ibargüengoitia.

 Mejor que lo diga él:


Malos Hábitos
Levantarse temprano

      El viernes pasado encontré en Revista de Revistas un artículo escrito por mi buen amigo Loubet que es una especie de oda a los que se levantan temprano. Además de bien escrito está bien ilustrado. Allí aparecen los panaderos, los lecheros, los barrenderos, los que van a hacer ejercicio en Chapultepec, los niños que piden aventón para llegar a clase de siete, etcétera.
      Esta lectura, unida a la circunstancia de que hoy tuve que levantarme a las cinco de la mañana, me han hecho recapacitar y llegar a la conclusión de que francamente, levantarse temprano no sólo es muy desagradable, sino completamente idiota.
      Ahora comprendo que los últimos veinte anos los he pasado en un mundo dado a la molicie.
      —Paso por ti cuando reviente el alba. Es decir, a las nueve y media de la mañana —dicen mis amigos.
      Pues sí, un mundo dado a la molicie del que no pienso salir.
      Los efectos de madrugar son de muchas índoles, pero todos ellos corrosivos de la personalidad. Hay quien se levanta temprano a fuerzas, se para frente al espejo a bostezar y a arreglarse el cabello y la cara con el objeto de dar la impresión de que se lavó. Este intento generalmente es patético. Si alcanza lugar sentado en el camión que lo lleva al trabajo se duerme sobre el hombro del vecino, desayuna en la esquina del lugar donde trabaja unos tamales, o bien dos huevos crudos metidos en jugo de naranja -que es una mezcla que produce cáncer en el intestino delgado- pasa la mañana sintiéndose infeliz, trabajando un poquito y quitándose las lagañas; se va de bruces en el camión de regreso, a las seis de la tarde.
      Los que se levantan temprano a fuerzas constituyen un grupo social de descontentos, en donde se gestarían revoluciones si sus miembros no tuvieran la tendencia a quedarse dormidos con cualquier pretexto y en cualquier postura. En vez de revolucionar, gruñen y dicen que el destino les hizo trampa.
      Los que madrugan por gusto son peores.
      —Yo siento que la cama materialmente me avienta a las cinco de la mañana.
      —Mal veo despuntar el sol, brinco de la cama, abro la ventana y pregunto “¿solecito, solecito, qué quieres de mí hoy?”
      —Cuando me estoy rasurando oigo el canto del primer jilguero, después, un regaderazo con agua helada, me seco con una toalla especial de ixtle para que me abra el poro, y por último mi té de boldo. Quedo como nuevo.
      Esta clase de gente tiene la costumbre de salir a la calle de noche y caminar con paso vivaz por el centro del asfalto —le temen a la banqueta, porque creen que hay gente agazapada en los zaguanes, lista para asaltarlos; no se dan cuenta de que los asaltantes están dormidos a esa hora— dejan a su paso una estela de agua de Colonia o talco desodorante que queda flotando en el ambiente hasta que pasa el primer autobús. Van a misa de cinco, a la Adoración Nocturna, a hacer ejercicio, a pasear un perro desmañanado, o, peor todavía, a despertar al velador del edificio para que les abra el despacho.
      Son por lo general, gente de dinero y creen que la fortuna que tienen se las concedió Dios nomás por el gusto que le da verlos levantarse temprano. Aconsejan esta práctica saludable a todo el que encuentran -en realidad no tienen otro tema de conversación, inventarían refranes si pudieran, como no pueden, repiten el consabido de “al que madruga, Dios le ayuda”, que es una afirmación que carece de fundamento histórico.
      Esta clase de personajes también tiene la tendencia a obligar niños a que les piquen la panza con el dedo.
      —Mira niño, es como de fierro. Aprende: estoy así porque me levanto temprano. Tengo sesenta años y mírame.
      Llegan a los sesenta como jóvenes, dando brinquitos y mueren de sesenta y uno, víctimas de una trombosis cuádruple.
      Los que inventaron que es bueno levantarse temprano son los que determinaron que los turnos de trabajo cambien rayando el sol, que los fusilamientos de lleven a cabo al amanecer, que se reparta la leche al alba, que no se permita la entrada de carga después de las siete de la mañana, etcétera. En resumen son los únicos responsables de que la ciudad empiece a funcionar a una hora de la que nada bueno puede esperarse. (18-vii-72)

La ignorancia, Milan Kundera.

No está mal, pero no deja ser la misma novela que Kundera lleva escribiendo desde los años noventa. En esta ocasión la novela trata sobre la pérdida de la patria y el lugar de cada uno en el mundo. Desconozco si hay algo más, o si la forma en que las historias van concluyendo responden a una intención del autor diferente de la de entregar el manuscrito al editor de la forma más veloz posible. En fin, para pasar el rato con una cierta ínfula intelectual.

Pride and prejudice, Jane Austen.

Siempre había mirado con sospecha a este libro, considerándolo poco más que una novela romántica. Hace años la compré en una librería de viejo y dejé la lectura después de veinte hojas, dado que enconrtaba difícil el inglés de Austen y poco interesante la historia. Que equivocado estaba. Cuando finalmente le dediqué tiempo, esta novela me arrebató y me hizo leer como leía de joven, sin querer interrumpir la lectura, e inquieto por saber que ocurría después. Gran parte de este mérito es debido a los personajes; aunque vemos el mundo a través de los ojos de Elizabeth Bennet, Mr. Darcy termina siendo el personaje más fascinante de la novela. E igual ahí está el secreto de la novela: ésta no es más que el proceso de enamoramiento de Elizabeth, pero escalado de forma tan suave que sin darse cuenta, el lector termina recorriendo el mismo camino de la protagonista. Una novela maravillosa y que todo el mundo debe leer.

Historias de la palma de la mano, Yasunari Kawabata..

Me gusta mucho Kawabata, aunque tengo que reconocer que al terminar sus libros olvido pronto de que trataban. La única excepción es "La casa de las bellas durmientes", pero es que ése es difícil de olvidar. Estas historias de la palma de la mano son pequeños bocetos de escenas, de dos o tres páginas en general (aunque algunos pueden tener la extensión de un cuento corto), y siempre es mucho mas importante lo que sugieren que los que dicen. Kawabata es el maestro de la elipsis literaria, del sobreentendido, y lo hace con una delicadeza y elegancia insuperable. Por otra parte observé que tiene un gran amor por sus personajes, y que parece compadecerse cuando sufren. Es un libro muy hermoso, aunque a veces sentí la misma pena que debió sentir Kawabata por el paso del tiempo, la impermanencia, el dolor físico y el envejecimiento.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Las batallas en el desierto, de Jose Emilio Pacheco

Un libro muy hermoso sobre el amor, la nostalgia por un tiempo peor, pero que encerraba posibilidades, y la imposibilidad de ser un ser humano en un mundo corrupto.

Borges oral.

Cinco conferencias en la Universidad de Belgrano.

The essential Calvin and Hobbes

    Un placer.

martes, 15 de marzo de 2011

Estas ruinas que ves - Jorge Ibarguengoitia.

    Fabulosa. Ibarguengoitia es único para describir un personaje de la forma más sobria posible, y hacerle ver como el pequeño burgués egoista que es.

Watchmen

Imprescindible. Esta vez la leí con mucha más atención y es asombrosa la cantidad de autoreferencias que hace. Por ejemplo, el nombre de la compañía de taxis aparece en casi todos los episodios.

jueves, 27 de enero de 2011

Yesterday and Long Ago, V. I. Arnold

    En 1999, Arnold sufre un accidente de bicicleta en el que se abre el cráneo. Aunque la prognosis es mala y pierde buena parte de sus funciones cerebrales, se recupera casi por completo. Como parte del proceso de recuperación de la memoria, escribe a amigos pequeños trozos de su vida y de cualquier otra cosa. Este libro es una buena parte d estos escritos.

    No me gustó; la mayor parte de las historias son pequeños apuntes históricos contados de forma desordenada donde a menudo intenta demostrar puntos débiles del carácter francés, ruso o del que se le antoje. Lo hace sin gracia, sin interés, y me encontré leyendo la mayor parte ellos en diagonal. A veces me preguntaba si el autor se había recuperado realmente de su caída. Y no entiendo cómo Springer acepta publicar este libro; su sed de dinero no tiene límites... Menos mal que lo saqué de la biblioteca...

Doña Flor y sus dos maridos, Jorge Amado.

Me gustó bastante esta novela de Jorge Amado, pero me gustó más el ambiente de Bahia, que debía ser un sueño de sitio para vivir en la segunda mitad del siglo XX. Doña Flor se casa con Vadinho, un golfo de Bahia que le roba lo poco que gana, engaña con todo bicho viviente, la abandona  durante semanas, y en general lleva una vida de perdido con la que sin embargo se conforma doña Flor, dado que Vadinho coge tan bonito. Cuando enviuda, doña Flor tendrá que sortear todo tipo de peligros (otros golfos, su madre, la pena) para poder salir adelante, hasta que encuentra un segundo marido en un boticario educado, atento, ordenado, serio, pero que ay, ya no coge igual que el otro. 

Lo mejor del libro son las descripciones y aventuras de todos los tipos de Bahia, con sus Orishas, su comida, sus farras...